miércoles, 24 de febrero de 2010

¿Por qué te amo? Parte 2.

Cuando te vi por primera vez me quedé hipnotizada por tus labios.
Se veían tan lisos, humectados y carnosos.
Descubrirlos detrás del bigote sería una proeza mía. Pero, el mayor reto no fue para mí llegar a ellos, sino quedar satisfecha con un solo beso.
Oh! tu beso! Por qué me dás solo uno? Podría sucumbir con apenas separarme de tu aliento y me quitás lo más rico que pude haber sentido sobre mi boca.
Más no debés besarme mucho, correría el riesgo de acostumbrarme y dejar inadvertido lo que podría ser nuestro último beso.
Y por qué deseo tanto tus labios? si salieron de ellos tantas barbaridades hacia mí.
Por qué te deseo a ti?
A ti mi hombre lleno de ropaje… a ti te deseo.
Si aparezco desnuda desde la primera vez que me viste, ¿por qué te cuesta tanto desnudarte ante mí?
¿Cómo puedo hacer yo, para llegar a vos?
Mis palabras vacías de sentido son llevadas por el viento.
Solo llegaría a tu corazón si sintieras lo mismo que yo siento.
Esta noche, cuando me envuelvas con las sábanas y me lleves a una de nuestras largas charlas, vas a sentir el latido de mi corazón.
Estos latidos que se aceleran con tenerte cerca y se apagan cada vez que despierto de mis sueños.
Comprendé que me desgarro de ganas de sentir el aroma de tu piel.
Y por más de que lo imagine eso nunca va a ser real.
Me puedo estremecer con un roce de tus uñas sobre mi espalda o sudar con tu presencia trepando por mis piernas. Pero, no puedo soñar con tu aroma.
No puedo degustarte como a un vino.
No puedo saborearte como a una uva que revienta dentro de mi boca.
No puedo deleitarme con el sonido de tu voz.
No mientas más… eso no es real.
La realidad es que partís cada mañana, llevándote el calor de mis labios sobre tus labios tiesos y fríos; cubierto de infinitas partículas de sudor mías; algunos gemidos para tus oídos sordos; alguna imagen de mi cuerpo yaciendo sobre la cama. Pero, no me dejás nada. Solo quedo sumergida en el mundo para buscar alguna palabra tuya que me devuelva a la vida.

jueves, 18 de febrero de 2010

¿Por qué te amo?

¿Por qué te amo? Me preguntas.

Porque nunca voy a poder definir el color de tus ojos, pero asumo que son cambiantes como la luna…
Porque me identifico en tus palabras, en tu soledad.
Tu modo de pensar me libera y me envuelve en pleno vuelo.
Porque aunque sé que no miré el firmamento tantas veces como vos, en cada estrella centelleante te desee.
Porque jamás vas a saber de mí y yo jamás sabré de ti.
Te amo porque te encuentro completamente ajeno y como tal, no podría alterarte.
Me enamora la idea de convertirme en tu juguete. Estar en tus manos grandes y callosas, para luego ser dejada de lado en algún rincón de tu memoria. Desde mi perspectiva verte disfrutarme sería mucho más placentero que esforzarme en hacer algo que te guste. Este es mi juego, acá es dónde descubro al niño que hay en tu interior.
Te amo sobre todo porque no te tengo y aún así, me completas.
Cada vez que piense en vos te amo y cada vez que deje de pensar te voy a seguir amando.
Me incitas a descubrir en mí nuevas y diversas maneras de pensar.
Sin perder el sentido mi propia vida, sigo estando a tus pies porque te lo mereces.
Te amo porque en mí encontrás un espacio vacío donde gritar.
Yo soy vos cuando tenés ganas de irte del mundo.
En este juego, mi juego favorito, te tengo como quiero y me tenés como vos querés.
Me conoces sin conocerme.
Pendo de un hilo entre vos y el abismo. No tengo porqué preocuparme nunca me vas a soltar, porque no sos nadie y yo tampoco.
Nada me diste, nada te debo.
Te amo porque comparto mi ocaso con tu recuerdo.
Porque haces lo que yo no puedo hacer.
Talvez un día alguien me ame como yo a vos.
Talvez alguien me desee cerca de él como yo a vos.
Cuando nos encontremos no te voy a hablar de mis miedos los vas a ver reflejados en mis ojos tristes y oscuros.
No tendremos tiempo para hablar, las palabras ya se han dicho todas.
Haré lo que más me gusta hacer…observarte. Dibujar cada línea de tu rostro con una tinta invisible.
Tal vez un día no muy lejano me vuelva una viejecilla, mis tobillos se hinchen y no me puedas ver danzar, mis manos se arruguen y no pueda labrar la tierra, mis cabellos se hagan grises como los días sin sol, pero siempre me voy a sentir con mucha vida por vos.

viernes, 12 de febrero de 2010

Juan (poema sobre la responsabilidad hacia el Otro)


Recorriendo los bares iba Juan…

no sabía bien que buscaba, pero sabía que estaba ahí afuera,

en algún lado, ahí en la madrugada.

Los segundos se hicieron minutos,

los minutos horas y las horas días.

Y Juan seguía buscando…

me gustaría saber qué, pero nadie habla con Juan

todos saben que está ahí…

perdón, todos sabemos que está ahí…

Lo vemos siempre ahí sonriendo en la noche,

¿Será feliz Juan y por eso sonríe tanto?

debe ser producto de vivir la vida que vive,

bueno al menos eso diría cualquiera de nosotros.

Nadie aceptaría como una vida feliz, la vida de él…

no sabemos si Juan tiene casa,

no sabemos si tiene familia,

frecuento varios bares y lo veo muy a menudo…

no sabemos si trabaja, normalmente anda pidiendo monedas…

la mayoría le da unas cuantas para sacárselo de encima

a ver si todavía se te pone a hablar.

Pensando bien ni siquiera sé si se llama Juan,

eso nunca se lo pregunté…

ahora que lo pienso nunca le pregunté nada…

¿Estará bien Juan?

Ahora que me puse a contarles sobre él me empiezo a preocupar,

y es que de veras me importa,

solo que soy una persona ocupada.

¿Acaso ustedes hablaron con Juan alguna vez?

Bueno, ¿entonces que me miran así?

¿Ahora es fácil criticarme a mí no?

Saben que, mejor no les cuento más nada,

no me gasto más en hablarles,

mejor me voy a ver a Juan, chau.



11/12/09