martes, 28 de septiembre de 2010

Volvieron las puesias jajaja

Las reglas de la poesía



Que la poesía tiene reglas dicen,



cosas de mirar las rimas



de medir las sílabas



de formar cuartetos



modelos fijos como el soneto



que además de los de arriba tiene tercetos



y yo que pensé hacer puesía



mas parece no serlo



¿Cómo va uno a saberlo



si no lo estudió en ningún lao?



se ve que le he pifao



esto nu debe ser lo mío



si tengo que pensarlo tanto



para eso ni escribo



pero verá usté mi amigo



dicen por ahí que las reglas



para romperlas han nacido.



Julián Bertachi 28/09/10

martes, 23 de marzo de 2010

Breve cronica de una desafiliacion

Domingo a la tarde, estamos cerca de la desafiliación, de 9 puntos en juego debemos sacar 7 si o si.

Entre a mitad de campeonato, soy el tercer tecnico de la temporada.

La hinchada me putea si juego 3-4-3, esquema que siemrpe amé.

El presidente me dijo que si no pongo linea de 4 me raja.

Preparo a reganiadientes un clasico 4-4-2, mejor dicho 4-3-1-2.

Pongo un pibe de enganche que no sabe ni que es ese puesto, no tengo otra cosa.

Los delanteros no tienen gol, pero es lo que hay.

Me toca con el puntero, nadie piensa que ganemos.

Le digo a los players que pongan huevos, nada de regalar pelotas.

A los defensores les dije que nada de lujos, a los del medio les pedi mucha marca.

Salen a la cancha, la hinchada nuestra son apenas 50 gatos locos.

Jugamos de visitante, peor marco imposible.

El refery toca el silbato: arranca el juego.

Nos matan a pelotazos, se ve el gol al caer.

Gol de ellos, mi defensa no marca a nadie.

Puteo mucho, a los 5 minutos otro gol de los rivales.

Termina el primer tiempo, estamos al horno.

Entramos al vestuario, grito.

"El que no quiere poner huevo me avisa y lo saco, no rompan mas las bolas"

Me miran enojados, salvo el pibe que agacha la cabeza.

Salen todos, el pibe se rezaga y le tiro una frase: "Pendejo si agarras una encara".

El pibe no contesta.

Arranca la segunda parte, nos siguen atacando con todo, pero ahora marcamos mejor.

Al fin llegamos un par de veces, pero con centros que rechazan los centrales.

Le queda un rebote al pibe, encara, se pasa a tres y golazo.

La hinchada se vuelve loca, el pibe me mira y sonrie.

"Vamos ahora carajo", grito.

El 9 de ellos pesca un rebote, patea y travesaño.

Casi me agarra un infarto.

5 minutos para el final.

No queda otra, mando a los centrales de 9.

Llueven los centros y sufro cada contra.

Quilombo en el area rival, muchos rebotes, queda la bocha boyando.

Arremete un central nuestro, patea con el alma: gol.

Minuto de descuento, mando a todos arriba.

Centro a la olla, cabezazo de un delantero nuestro, palo.

Puteo hasta en arameo.

Salen rapido en la contra, 4 contra 2.

La veo venir, no quiero mirar.

Tocan rapido y bien, el 9 de ellos queda mano a mano.

El arquero sale a cortar, el 9 intenta pasarlo.

Penal.

Roja para el arquero, no hay mas cambios para hacer.

Entra a atajar el 5 nuestro.

La acomoda el 10 de ellos, la estrella del campeonato.

Patea bien arriba, demasiado arriba.

Travesaño.

El rebote le queda increiblemente de nuevo al 10.

Patea a quemarropa, el arquero improvisado se estira.

Gol.

No lo puedo creer.

Sacamos y termina el partido.

Fuimos.

Con esta derrota quedamos desafiliados.

Miro vergonzosamente la hinchada, espero puteadas de todos los colores.

Increible.

La hinchada aplaude, reconoce que pusimos garra.

Los players lloran.

Me voy de la cancha, fue el ultimo partido que dirigi en ese equipo.

Yo no se que pasaba si el cabezazo en vez de palo hubiese sido gol.

Pero, en fin, asi es el futbol.

miércoles, 3 de marzo de 2010

¿Por qué te amo? Parte final

¿Te he amado lo suficiente como para que dejes de llorar?
¿Acaso que hayas tocado mi alma con sed de vos, no te basta?
Si ya no te hace feliz dar, entonces tomá lo que quieras.
Pero, no te hagas hombre aún.
Los hombres no están preparados para oírte.
Sus sonrisas te congelan porque no te entienden.
Mucho mejor sería que te conviertas en Sol.
Y que me abrases todas las tardes de invierno, hasta que te hundas en el ocaso.
No quiero verte sufrir.
Sé que aún no están preparados para tu llegada.
¿Cómo lo sé?
Pues, por tu bienaventurado modo de hacerlos pensar.
Los herís con tanta sinceridad.
En cambio a mí no me hiere tu franqueza, me siento cómoda con ella y la disfruto cual mariposa danza despreocupada en primavera.
Tus palabras me conmueven, me colman de nostalgia, pero no me perturban.
Sé que, aunque quisiera, no puedo seguir tus pasos.
No puedo irme, me gusta quedarme y saber que me voy con vos, todas las noches.
Ay! Cómo quise irme y dejar todo tantas veces! Y sin embargo, hay algo que me detiene.
Es esa horrible sensación que tantas veces visualicé en mis sueños.
Me quedo.
Y por que te amo renuncio a vos.
De esta renuncia he de hacerme más fuerte.
Mis lágrimas que solían saber amargo comienzan a tener un particular dulzor.
Pero, nadie vendrá a lamerlas una vez que caigan sobre mis manos.
Mi consuelo es observarte cuando reposás sobre una piedra en medio del arroyo.
Qué bien te sienta el recorrido del agua sobre tu espalda.
Qué buenos amantes hubiésemos podido ser!
Cuántas canciones de amor le hubiésemos dedicado a la noche!
Nuestros caminos se abren en este momento.
Ahora he de marcharme con la frente en alto y el corazón lleno de gozo.
Porque te encontré y me diste todo sin haberlo pedido.
Si haz de hallar la forma, y deseas que te sea recíproca de alguna manera,
sólo debés llamarme… aunque las máscaras cambien siempre voy a ser la misma para vos.

miércoles, 24 de febrero de 2010

¿Por qué te amo? Parte 2.

Cuando te vi por primera vez me quedé hipnotizada por tus labios.
Se veían tan lisos, humectados y carnosos.
Descubrirlos detrás del bigote sería una proeza mía. Pero, el mayor reto no fue para mí llegar a ellos, sino quedar satisfecha con un solo beso.
Oh! tu beso! Por qué me dás solo uno? Podría sucumbir con apenas separarme de tu aliento y me quitás lo más rico que pude haber sentido sobre mi boca.
Más no debés besarme mucho, correría el riesgo de acostumbrarme y dejar inadvertido lo que podría ser nuestro último beso.
Y por qué deseo tanto tus labios? si salieron de ellos tantas barbaridades hacia mí.
Por qué te deseo a ti?
A ti mi hombre lleno de ropaje… a ti te deseo.
Si aparezco desnuda desde la primera vez que me viste, ¿por qué te cuesta tanto desnudarte ante mí?
¿Cómo puedo hacer yo, para llegar a vos?
Mis palabras vacías de sentido son llevadas por el viento.
Solo llegaría a tu corazón si sintieras lo mismo que yo siento.
Esta noche, cuando me envuelvas con las sábanas y me lleves a una de nuestras largas charlas, vas a sentir el latido de mi corazón.
Estos latidos que se aceleran con tenerte cerca y se apagan cada vez que despierto de mis sueños.
Comprendé que me desgarro de ganas de sentir el aroma de tu piel.
Y por más de que lo imagine eso nunca va a ser real.
Me puedo estremecer con un roce de tus uñas sobre mi espalda o sudar con tu presencia trepando por mis piernas. Pero, no puedo soñar con tu aroma.
No puedo degustarte como a un vino.
No puedo saborearte como a una uva que revienta dentro de mi boca.
No puedo deleitarme con el sonido de tu voz.
No mientas más… eso no es real.
La realidad es que partís cada mañana, llevándote el calor de mis labios sobre tus labios tiesos y fríos; cubierto de infinitas partículas de sudor mías; algunos gemidos para tus oídos sordos; alguna imagen de mi cuerpo yaciendo sobre la cama. Pero, no me dejás nada. Solo quedo sumergida en el mundo para buscar alguna palabra tuya que me devuelva a la vida.

jueves, 18 de febrero de 2010

¿Por qué te amo?

¿Por qué te amo? Me preguntas.

Porque nunca voy a poder definir el color de tus ojos, pero asumo que son cambiantes como la luna…
Porque me identifico en tus palabras, en tu soledad.
Tu modo de pensar me libera y me envuelve en pleno vuelo.
Porque aunque sé que no miré el firmamento tantas veces como vos, en cada estrella centelleante te desee.
Porque jamás vas a saber de mí y yo jamás sabré de ti.
Te amo porque te encuentro completamente ajeno y como tal, no podría alterarte.
Me enamora la idea de convertirme en tu juguete. Estar en tus manos grandes y callosas, para luego ser dejada de lado en algún rincón de tu memoria. Desde mi perspectiva verte disfrutarme sería mucho más placentero que esforzarme en hacer algo que te guste. Este es mi juego, acá es dónde descubro al niño que hay en tu interior.
Te amo sobre todo porque no te tengo y aún así, me completas.
Cada vez que piense en vos te amo y cada vez que deje de pensar te voy a seguir amando.
Me incitas a descubrir en mí nuevas y diversas maneras de pensar.
Sin perder el sentido mi propia vida, sigo estando a tus pies porque te lo mereces.
Te amo porque en mí encontrás un espacio vacío donde gritar.
Yo soy vos cuando tenés ganas de irte del mundo.
En este juego, mi juego favorito, te tengo como quiero y me tenés como vos querés.
Me conoces sin conocerme.
Pendo de un hilo entre vos y el abismo. No tengo porqué preocuparme nunca me vas a soltar, porque no sos nadie y yo tampoco.
Nada me diste, nada te debo.
Te amo porque comparto mi ocaso con tu recuerdo.
Porque haces lo que yo no puedo hacer.
Talvez un día alguien me ame como yo a vos.
Talvez alguien me desee cerca de él como yo a vos.
Cuando nos encontremos no te voy a hablar de mis miedos los vas a ver reflejados en mis ojos tristes y oscuros.
No tendremos tiempo para hablar, las palabras ya se han dicho todas.
Haré lo que más me gusta hacer…observarte. Dibujar cada línea de tu rostro con una tinta invisible.
Tal vez un día no muy lejano me vuelva una viejecilla, mis tobillos se hinchen y no me puedas ver danzar, mis manos se arruguen y no pueda labrar la tierra, mis cabellos se hagan grises como los días sin sol, pero siempre me voy a sentir con mucha vida por vos.

viernes, 12 de febrero de 2010

Juan (poema sobre la responsabilidad hacia el Otro)


Recorriendo los bares iba Juan…

no sabía bien que buscaba, pero sabía que estaba ahí afuera,

en algún lado, ahí en la madrugada.

Los segundos se hicieron minutos,

los minutos horas y las horas días.

Y Juan seguía buscando…

me gustaría saber qué, pero nadie habla con Juan

todos saben que está ahí…

perdón, todos sabemos que está ahí…

Lo vemos siempre ahí sonriendo en la noche,

¿Será feliz Juan y por eso sonríe tanto?

debe ser producto de vivir la vida que vive,

bueno al menos eso diría cualquiera de nosotros.

Nadie aceptaría como una vida feliz, la vida de él…

no sabemos si Juan tiene casa,

no sabemos si tiene familia,

frecuento varios bares y lo veo muy a menudo…

no sabemos si trabaja, normalmente anda pidiendo monedas…

la mayoría le da unas cuantas para sacárselo de encima

a ver si todavía se te pone a hablar.

Pensando bien ni siquiera sé si se llama Juan,

eso nunca se lo pregunté…

ahora que lo pienso nunca le pregunté nada…

¿Estará bien Juan?

Ahora que me puse a contarles sobre él me empiezo a preocupar,

y es que de veras me importa,

solo que soy una persona ocupada.

¿Acaso ustedes hablaron con Juan alguna vez?

Bueno, ¿entonces que me miran así?

¿Ahora es fácil criticarme a mí no?

Saben que, mejor no les cuento más nada,

no me gasto más en hablarles,

mejor me voy a ver a Juan, chau.



11/12/09

sábado, 2 de enero de 2010

Volviéndonos uno.

Cuando al fin pude descifrar lo que decían tus ojos, tus manos grandes me tomaron por la cintura elevándome al cielo con un suspiro.
Las últimas gotas de lluvia se colaban por la ventana, empujadas por un viento frío que no podía ya templar nuestros impulsos.
La noche caía sobre las sábanas blancas, y sobre ellas tu figura.
De tus cándidos labios brotaron cuatro palabras que me incitaron a unirme a una especie de juego en el cual no habrían perdedores. Sin embargo, como en uno, quise destacarme en todos los aspectos. Pero, vos fuiste paciente y reteniéndome a tu lado domaste a la mujer salvaje que había en mí.
Un beso tuyo y diferentes espasmos se deslizaron suavemente por mi piel.
Mis cabellos volaban al son de una música sin melodía.
La luna, con luz prestada, descansó sobre mi cintura.
Mi corazón, que había latido brutalmente durante unos segundos placenteros y fugaces, se calmó al ritmo de tus caricias sobre mis caderas.
Un gesto de felicidad invadió tu rostro y en él tracé mis dedos con partículas de sudor. Cuando creí que todo había terminado me percate de que todo recién comenzaba y volví a sentirme completa con vos.

Hoy recuerdo esos momentos como si fueran parte de una fantasía delicadamente sensual. Por eso, haciéndome dueña de aquellas cuatro palabras te pregunto: ¿Querés volverte uno conmigo?